Este pensamiento sigue un poco la mentalidad del todo o nada. Si como bien, bajo de peso. Si como mal, subo de peso. Lo malo de este pensamiento no es solo el pensar que las cosas son tan simplistas, sino asignar una importancia excesiva al número que nos dice todas las mañanas nuestra báscula. Este pensamiento viene vinculado frecuentemente a la frase que compartí hace un tiempo de “no he conseguido bajar de peso”.
Como decía en ese artículo, el peso perdido como un total es el último valor del que nos tenemos que fijar. Antes va la pérdida de masa grasa y la ganancia de masa muscular. La pérdida de grasa visceral. También la bajada de los perímetros y la mejora de las analíticas. La talla menos de ropa que a partir de ahora tenéis que empezar a comprar. Pero en este post en lo que quiero enfocarme es en el camino que uno tiene que seguir en el proceso de pérdida de peso. La expectativa vs. la realidad. Como decía arriba, el pensar que comer mal os hace engordar y comer bien os hace adelgazar es un pensamiento muy simplista. Se puede llevar una alimentación saludable, pero tener un nivel de estrés muy alto. Se puede seguir unos hábitos saludables, pero tener una vida sedentaria. Se puede comer comida real, pero dejarse llevar por las emociones a la hora de comer. ¿Qué os quiero decir? No es todo blanco o negro. Influyen muchos factores en un proceso de pérdida de peso, buscar un nutricionista que os pueda ayudar en todos.
