Esta frase me la dijo una paciente mía. Esta misma paciente presentaba un 45% de masa grasa. ¿Qué quiero decir? Que generalmente (y erróneamente) se mide el éxito de un tratamiento por los Kg perdidos y no por la bajada de masa grasa y los años en los que llevas manteniendo esa pérdida de peso. Y debería ser al revés. Como ya traté el tema de la importancia de la composición corporal en el post anterior, en este me quiero centrar en la importancia de mantener ese peso perdido. Aquí vuelvo con los ejemplos, ¿qué es mejor: perder 20 Kg y recuperarlos al año o perder 20 Kg y mantenerse?
Con esto no quiero decir que los Kg perdidos no tengan su mérito. Por supuesto que lo tienen, es uno de los pilares básicos en los que se basa el proceso de pérdida de peso (¡importante!, siempre y cuando vengan acompañados de una pérdida de masa grasa). Pero de poco me sirve perder ese peso, más kg o menos, si en un futuro he recuperado todo ese peso perdido. O, en muchas ocasiones, ese peso y unos kg de más. Pero aquí la importancia recae en la metodología utilizada. Es muy importante que un proceso de pérdida de peso se base en un cambio de hábitos, no en cambios drásticos, y aunque eficaces, no aplicables a largo plazo. Es importante que los cambios a los que os sometáis sean progresivos, pautados y siempre teniendo en cuenta el punto de partida desde el que comenzáis y el punto de llegada que queréis alcanzar.
Os planteo dos metodologías distintas. Opción A – realizar un menú cerrado, donde se ordena qué comer cada día de la semana, con una restricción calórica muy grande donde se bajarán grandes cantidades de peso a la semana, siendo este peso a costa de agua y músculo. Ahora, os planteo la Opción B – enseñar a comer, a realizar una lista de la compra saludable, a planificar vuestros propios menús, a comer sano y de manera divertida, con restricciones reales y progresivas donde la bajada será más lenta, pero a costa de grasa. Esto nos deja con dos posibles soluciones. La primera llevará una bajada de peso en un corto espacio de tiempo (si no os habéis aburrido y abandonado antes), con un porcentaje mayor de grasa que con el que empezasteis. Con suerte, a los dos años, solo habréis recuperado el peso perdido. La segunda, sin embargo, lleva consigo una bajada de peso en un largo espacio de tiempo, bajando los niveles de masa grasa a unos parámetros saludables y manteniendo la masa muscular en niveles óptimos. Además, pasará un año, y el número de la báscula se mantendrá, dentro de las fluctuaciones normales, estable. Planteándolo así, ¿de verdad queréis perder 10kg en un mes?